¡Cállate y escucha!

«No se motiva a las personas sólo dándoles cosas, sino haciéndolas
sentir que se las regalan a sí mismas.»

Por Chloe Nava Ecobichon

Twitter: @mmeroubaud

Hace quince días toqué el tema de la Cruzada Nacional Contra el Hambre y su programa #sinhambre. Considero que se trata de un proyecto que puede tener un gran impacto en la sociedad y entiendo que, por el mismo motivo, toca muchos temas interesantes y polémicos. Antes de debatir cualquier tema quiero reflexionar sobre el poder y el valor de las comunidades beneficiadas, sea cual sea el motivo por el que las eligieron.

No veo que el proyecto dé noticia de lo que estas comunidades hacen cotidianamente, de sus proyectos ni de sus ideales. Claro, lo primero sería salir de la extrema pobreza (en caso de que estuvieran en esa situación) y lo que sigue son planes de desarrollo sustentable.

Estoy asumiendo que la cruzada pretende ser una solución a largo plazo para estas personas, para lo cual la gente debe sentir no sólo que es apoyada sino que es un programa al que pertenecen y que les pertenece. Una intervención en la que la gente tiene un papel pasivo rara vez les ayudará a salir de su situación; no se motiva a las personas sólo dándoles cosas, sino haciéndolas sentir que ellas son quienes se las regalan a sí mismas.

En la semana me encontré con un vídeo de TED cuyo título me hizo reír: ¡Cállate y escucha! Parecía decir todo lo que se hallaba en mi cabeza. El expositor relata la relación entre italianos y ciertas comunidades en África. Los italianos, que buscaban mejores tierras para cultivar y, al mismo tiempo, querían ofrecer trabajo y oportunidades de desarrollo a las comunidades africanas, les ofrecieron trabajar cultivos de tomate y calabaza. Pero se dieron cuenta de que los trabajadores eran poco formales y parecían ser indiferentes a esa fuente de desarrollo.

Ante el problema, el expositor fue con los agricultores para entender lo que sucedía. Lo que dijeron fue «¡cállate y escucha!», cosa que causó gracia a la audiencia de TED. Los italianos no dejaban de idear grandes proyectos para sus compañeros de campo sin jamás preguntarse qué ideas y planes podían tener ellos.

Inmediatamente pensé que esa actitud puede leerse en la cruzada: ¿acaso hemos dado lugar a las personas de estas comunidades para sentirse a cargo de su desarrollo y bienestar? Lo que se espera de una cruzada destinada a atacar el hambre es que ataque sus raíces, y para ello es indispensable no sólo conocer a fondo la situación de las comunidades, sino trabajar en conjunto con sus habitantes para dar forma e impulso a los planes que ellos quieren llevar a cabo.

Un programa social completo debe fomentar la creatividad y emprendimiento de las comunidades a las que está destinado. Ésas son mis expectativas; ya veremos lo que sucede.

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Lee la primera parte de la reflexión de Chloe Nava sobre la Cruzada Contra el Hambre aquí.